Todo lo que realmente necesito saber, sobre cómo vivir y cómo ser, lo aprendí en el jardín de infancia.
La sabiduría no estaba en el graduado escolar, sino en la montaña de arena.
Estas son las cosas que yo aprendí:
Compartir todo/ Jugar sin hacer trampas/ No pegar a la gente/ Poner las cosas donde las encontré/ Arreglar mis propios líos/ No coger cosas que no son mías/ Decir perdón cuando hiero a alguien/ Lavarme las manos antes de comer/ Tirar de la cadena/ Vivir una vida equilibrada/ Aprender algo, pensar algo/ Dibujar, pintar, bailar, jugar y trabajar algo todos los días/ Echarme la siesta cada tarde/ Cuando salgo al mundo tener cuidado del tráfico, agarrarnos de la mano y permanecer juntos/ Estar atento a las maravillas/ Recordar la pequeña semilla en el plato: las raíces van para abajo y la planta crece para arriba y realmente nadie sabe cómo ni por qué, pero nosotros somos igual que esto. El pez dorado y la tortuga e incluso la semilla morirán, Y nosotros también/ Y recuerda la primera palabra que aprendiste: MIRAR - Todo lo que necesitas saber está ahí, en alguna parte...
Coge cualquiera de estas normas y llévala a tu mundo: a tu familia, a tus amigos, a tu trabajo, a tu pueblo, y seguirán siendo verdad. Échate la siesta... e imagina que tienes la capacidad de poner las cosas en su sitio o de arreglar tus propios líos cuando las cosas no van bien...Y comprobarás que continúa siendo cierto, no importa la edad que tengas, que cuando salgas al mundo, es mejor que te agarres de la mano y permanezcas junto a alguien.
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