Este es el llamativo título del libro con el que François Delalande pretende ayudar a los educadores (profesores, maestros, padres...) en el proceso de introducir a los niños en el mundo de la música. El autor propone que los educadores "en lugar de enseñar conocimientos y técnicas, tendrán por tarea alentar y guiar diferentes comportamientos espontáneos de juego con el sonido hasta que adquieran la forma de una auténtica invención musical". Es decir, el educador debería incitar a los niños a que hagan lo que de hecho ya hacen espontáneamente: jugar y explorar el mundo de los sonidos mediante objetos que hacen ruido, experimentar con el ritmo, el movimiento, las secuencias...
« La educación
musical comprende dos objetivos: el despertar de aptitudes generales
para escuchar e inventar, por una parte, y la adquisición de nociones y
técnicas por otra. »
Véase reseña aquí y en la web del autor.
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