En la tarde de ayer tuvo lugar la primera sesión, en sentido estricto, del Club de Lectura del CEIP San Francisco. En este primer mes de lectura compartida hemos tenido ocasión de sumergirnos en el siglo XVI español (más concretamente vallisoletano ya que es esa ciudad una protagonista más de la novela), en las controversias religiosas de aquel momento y en la vida de unos personajes cuya entidad se mueve entre lo ficticio y lo histórico, a través de la novela “El hereje” de Miguel Delibes.
A la sesión acudieron la gran mayoría de los integrantes del Club, salvo escasas y justificadas ausencias. Entre los asistentes hubo opiniones diversas y, en ocasiones contrapuestas, pues, aunque todos coincidimos en destacar la más que evidente maestría narrativa de M. Delibes, hubo quien expresó la dificultad que el texto entrañaba precisamente por el uso de un vocabulario que, aunque perfectamente adaptado a la realidad histórica relatada, para un hispanohablante contemporáneo podía resultar demasiado ajeno. Se señaló, no obstante, que el uso de un léxico más actual habría resultado, por otro lado, anacrónico respecto a la época en que se desarrollan los hechos.
En el poco tiempo disponible el debate fue intenso y se señalaron gran cantidad de temas: las controversias religiosas de la primera mitad del siglo XVI en España; la intolerancia y falta de respecto hacia lo diferente, como uno de los temas centrales de la novela; el carácter del protagonista Cipriano Salcedo, sus constantes escrúpulos de conciencia y su relación con las mujeres (siempre condicionada por la carencia afectiva que le supuso la ausencia de su madre y por un sentimiento de culpa nunca superado); las diversas antítesis que siembran la novela (personajes antagónicos, comportamientos opuestos incluso por parte de un mismo personaje, etc.); el magnífico retrato humano de los personajes (entre los que no se pueden establecer antítesis entre “buenos y malos”, pues todos son capaces de gestos nobles e indignos según las circunstancias a las que se enfrenten); la mezcla entre ficción e historia; el trabajo de documentalista e historiador de Delibes, de lo que deriva una ausencia casi absoluta de anacronismos, no siempre fácil de encontrar entre las novelas de género histórico; etc.
Como ejemplo del arte de Miguel Delibes se subrayaron asimismo las escenas de caza descritas en la novela, en particular, la caza de perdices con Pedro Cazalla en el capítulo X, pero también la de conejos con Segundo Centeno en el capítulo VIII.
Así pues, pese a que el tiempo limitado del que disponíamos hizo que muchos temas quedaran en el tintero, no fueron pocos los que tuvimos ocasión de poner en debate.
Por último, el profesor Luis G. Ortiz Luque nos sugirió acompañar la lectura de esta novela con la audición de la música de los grandes maestros del s. XVI español como Cristóbal de Morales (1500-1553), Francisco Guerrero (1528-1529) y sobre todo del gran Tomás Luis de Victoria (1548-1611).
Para finalizar, el coordinador del Club, José Lorenzo Rodríguez, nos informó de que el libro cuya lectura nos ocupará a partir de hoy y sobre el que debatiremos en nuestra próxima cita es el ensayo biográfico “Las olvidadas: una historia de mujeres creadoras” (2005) de Ángeles Caso. Nos ofreció, asimismo, una breve reseña sobre ésta autora, nacida en Gijón en 1959, licenciada en Historia del Arte y conocida también por su labor periodística .
Damos con este libro un salto de género -de la novela al ensayo- aunque no dejamos de lado la reflexión histórica lo que es muy de agradecer pues la puesta en consideración de los hechos del pasado nos invita siempre a una reflexión sobre nuestra realidad actual, colectiva e individual.
En el poco tiempo disponible el debate fue intenso y se señalaron gran cantidad de temas: las controversias religiosas de la primera mitad del siglo XVI en España; la intolerancia y falta de respecto hacia lo diferente, como uno de los temas centrales de la novela; el carácter del protagonista Cipriano Salcedo, sus constantes escrúpulos de conciencia y su relación con las mujeres (siempre condicionada por la carencia afectiva que le supuso la ausencia de su madre y por un sentimiento de culpa nunca superado); las diversas antítesis que siembran la novela (personajes antagónicos, comportamientos opuestos incluso por parte de un mismo personaje, etc.); el magnífico retrato humano de los personajes (entre los que no se pueden establecer antítesis entre “buenos y malos”, pues todos son capaces de gestos nobles e indignos según las circunstancias a las que se enfrenten); la mezcla entre ficción e historia; el trabajo de documentalista e historiador de Delibes, de lo que deriva una ausencia casi absoluta de anacronismos, no siempre fácil de encontrar entre las novelas de género histórico; etc.
Como ejemplo del arte de Miguel Delibes se subrayaron asimismo las escenas de caza descritas en la novela, en particular, la caza de perdices con Pedro Cazalla en el capítulo X, pero también la de conejos con Segundo Centeno en el capítulo VIII.
Así pues, pese a que el tiempo limitado del que disponíamos hizo que muchos temas quedaran en el tintero, no fueron pocos los que tuvimos ocasión de poner en debate.
Por último, el profesor Luis G. Ortiz Luque nos sugirió acompañar la lectura de esta novela con la audición de la música de los grandes maestros del s. XVI español como Cristóbal de Morales (1500-1553), Francisco Guerrero (1528-1529) y sobre todo del gran Tomás Luis de Victoria (1548-1611).
Para finalizar, el coordinador del Club, José Lorenzo Rodríguez, nos informó de que el libro cuya lectura nos ocupará a partir de hoy y sobre el que debatiremos en nuestra próxima cita es el ensayo biográfico “Las olvidadas: una historia de mujeres creadoras” (2005) de Ángeles Caso. Nos ofreció, asimismo, una breve reseña sobre ésta autora, nacida en Gijón en 1959, licenciada en Historia del Arte y conocida también por su labor periodística .
Damos con este libro un salto de género -de la novela al ensayo- aunque no dejamos de lado la reflexión histórica lo que es muy de agradecer pues la puesta en consideración de los hechos del pasado nos invita siempre a una reflexión sobre nuestra realidad actual, colectiva e individual.
Ana Manzanares
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