La lectura es un proceso de vital importancia en el desarrollo y maduración de los niños. Existe una relación entre lectura y rendimiento escolar. La lectura proporciona cultura y desarrollo personal; no sólo es un instrumento para el aprendizaje, además favorece la inteligencia y aporta satisfacción personal. Hoy en día todo el mundo tiene claro que los buenos lectores se deben formar desde la infancia. Leer es descifrar y comprender: ser lector es convertir la lectura en una necesidad.
La lectura debe realizarse de una forma natural y agradable, no puede significar una obligación.
El acto de leer es una capacidad exclusiva del ser humano. Con la lectura se consigue:
1.- Aumentar el vocabulario.
2.- Mejorar ortografía.
3.-Aportar nuevas herramientas de pensamiento.
4.-Agilizar la mente.
5.- Proporcionar todo tipo de información.
6.- Crear hábitos de reflexión.
7.- Despertar aficiones.
8.- Potenciar atención y la concentración.
9.- Desarrollar la creatividad.
La UNESCO señala: «Los libros y la lectura son instrumentos indispensables para conservar y transmitir el tesoro cultural de la humanidad». El libro del S. XXI tiene fuerte y desleales competidores a la hora de atraer la atención de los niños. Desde la escuela y con la estrecha colaboración de las familias, debemos conseguir que el libro forme parte de su vida, no sólo como una actividad académica, sino como un hábito lúdico y motivador en su tiempo de ocio.
Tal como dice el Centro de Recursos de la Junta de Andalucía: «es deber de la escuela proporcionar una enseñanza eficiente de la lectura y la escritura, una lectura comprensiva para leer el mundo y para apropiarse del lenguaje, una lectura como actividad emancipadora, (…) cuya finalidad sea la de facultar al alumnado en las capacidades para informarse, indagar, criticar ideas, evaluar opiniones, argumentos, informaciones y justificar propuestas personales».
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