lunes, 23 de abril de 2007

"Como una novela"

Junto a la lista de libros cuya lectura os recomendamos más abajo, queremos proponeros también un libro para adolescentes y jóvenes pero sobre todo para padres, madres y educadores:
Como una novela de Daniel Pennac, profesor y novelista francés.
En un tono de buen humor, ingenio y sencillez, el autor plantea que el libro debe dejar de verse como algo sagrado, pues leer es un acto de libertad y no debe imponerse como una obligación que impida disfrutar y asimilar la lectura, de lo contrario el resultado obtenido será el opuesto al deseado.
El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo “amar”…, el verbo “soñar”…
Claro que siempre se puede intentar. Adelante: “¡Ámame!”, “¡Sueña!”, “¡Lee!”, “¡Lee!” ¡Pero lee de una vez, te ordeno que leas, caramba!”
- ¡Sube a tu cuarto y lee!
¿Resultado?
Ninguno.
Se ha dormido sobre el libro. La ventana, de repente, se le ha antojado inmensamente abierta sobre algo deseable. Y es por ahí por donde ha huido para escapar al libro. Pero es un sueño vigilante: el libro sigue abierto ante él. Por poco que abramos la puerta de su habitación le encontraremos sentado ante su mesa, formalmente ocupado en leer. Aunque hayamos subido a hurtadillas, desde la superficie de su sueño nos habrá oído llegar.
-¿Qué, te gusta?
No nos dirá que no, sería un delito de lesa majestad. …»
El autor acaba proponiendo 10 estimulantes "derechos imprescriptibles" del lector para ejercer la libertad y el placer de la lectura:
1) El derecho a no leer (Como toda enumeración de derechos que se precie, la de los derechos de la lectura debe abrirse por el derecho a no utilizarlo – en este caso el derecho a no leer-, sin el cual no se trataría de una lista de derechos sino de una trampa perversa.)
2) El derecho a saltarnos las páginas.
3) El derecho a no terminar un libro (La gran novela que no se es capaz de terminar no es necesariamente más difícil que otra..., existe entre ella y el lector una reacción química que no funciona.)
4) El derecho a releer. (Releemos gratuitamente, por el placer de la repetición, la alegría de los reencuentros, la comprobación de la intimidad.)
5) El derecho a leer cualquier cosa.
6) El derecho al bovarismo. (Eso es, grosso modo, el bovarismo, la satisfacción inmediata y exclusiva de nuestras sensaciones: la imaginación brota, los nervios se agitan, el corazón se acelera, la adrenalina sube, se producen identificaciones por doquier, y el cerebro confunde (por momentos) lo cotidiano con lo novelesco. Es nuestro primer estado colectivo de lector. Delicioso.)
7) El derecho a leer en cualquier sitio.
8) El derecho a hojear. (Cuando no se dispone ni del tiempo ni de los medios para regalarse con una semana en Venecia, ¿por qué negarse el derecho a pasar allí cinco minutos?)
9) El derecho a leer en voz alta.
10) El derecho a callarnos. (...nuestras razones para leer son tan extrañas como nuestras razones para vivir. Y nadie tiene poderes para pedirnos cuentas sobre esa intimidad.)
¿Curiosos no? Todos estos derechos van seguidos de una inteligente, amena y acertada explicación que no os podéis perder, o sí... bueno, de vosotros depende privaros o no del indescriptible placer de la lectura.

Como una novela/ Daniel Pennac.- Barcelona: Anagrama, 1993.

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